¿Hablamos como pensamos? ó ¿Pensamos de acuerdo a la lengua?



Antes de que encontremos una respuesta a esta interrogante, primero debemos entender las cosmovisiones culturales. Es decir, porque las personas utilizan ciertas palabras para designar objetos respecto a otras culturas. Por ejemplo, en Maya Yucateco se utiliza la frase "Biix a beel" para decir "¿Cómo estás?". Seguramente nos parece extraño que no digan Hola, sin embargo, el hecho de que no lo digan no significa que no sepan decirlo pues cada cultura tiene una cosmovisión diferente condicionada por el ambiente en el que viven, etc. Lo mismo sucede con la cultura Inuit, el ejemplo preferido de sociolingüistas, que consiste en acuñar determinadas palabras para designar distintos tipos de nieve, lo cual difiere de otras culturas (como en la mexicana) donde solamente se tiene una sola palabra o ni siquiera se tiene. Esto no quiere decir que otras personas o culturas no distingan cierto tipo de nieve, sino que dependiendo de la cultura se puede prescindir de un término para referirse a un objeto si en esa cultura no se necesita. 

Lo anterior da lugar a la teoría de Whorf Sapir y su teoría del relativismo lingüístico, la cual establece que "No todos los observadores están dirigidos por la misma evidencia física a la misma imagen del universo, a menos que los antecedentes lingüísticos sean similares". En otras palabras, hay un relativismo cultural en el cual "la gente que habla una lengua en particular es incapaz de crear ciertos tipos de pensamiento". Al respecto, Josephine Livingstone en su artículo Relatively speaking: Do our words influence how we think? plantea que tal aseveración resulta prejuiciosa y racista. Para ello, ella sugiere que no hay un relativismo cultural per se, sino hay diferencias condicionadas entre las culturas. 

Ahora bien, ante la pregunta de porque el Maya no tiene una palabra equivalente para decir "hola" cabe mencionar que las culturas tienen o no la necesidad de utilizar ciertas palabras más si pueden diferenciar la realidad y el universo que los rodea. Cuando las culturas tienen la necesidad de distinguir ciertos tipos de nieve crean nuevas palabras o utilizan prestamos de otras lenguas. 

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